jueves, 10 de julio de 2008

Difícil creerles

Mientras desayunaba esta mañana veía en el telediario dos escenas curiosas. Una era de Solbes y otra de Mariano Rajoy. En ambas hablaban de los problemas económicos de los españoles. No recuerdo dónde estaba Solbes, pero sí se que era en un sitio parecido al de Rajoy, que en su caso hablaba desde el Hotel Wellington de Madrid.

La imagen es fácil de imaginar: gente con chaqueta, corbata, con pinta de saber mucho, con cierto grado de altivez, saliendo de coches oscuros, entrando en edificios lujosos... intentando hacernos ver desde ahí lejos lo preocupados que están por nosotros. No digo que no lo estén, digo que la imagen es de una tremenda lejanía de sus interlocutores (el resto de españoles). Así no son creíbles. No cuela.

Soy de los que creen en la imagen, es un síntoma. En este caso, mal síntoma.

La de ayer fue ver a los del G8 (8 principales potencias ecnómicas mundiales) hablando del protocolo de Kioto y del hambre en el mundo mientras cenaban una degustación de 29 platos cocinados para ellos por uno de los principales "chefs" a nivel mundial.

La política (un gran político la definió como la ciencia de la gestión del espacio público) está llena de paradojas. No voy a teorizar sobre ello, pero sí digo que cuenta con un gran inconveniente: la diovergencia de los objetivos que un partido político tiene como tal y de los objetivos de la gente a la que da servicio (el pueblo). No pueden atender a las dos cosas a la vez. Eso desvirtúa el modelo hasta hacerlo totalmente ineficiente. No se cuál es la solución.

Como botón de muestra de lo que digo cuento dos casos que voy a disfrazar un poco por aquello de la discreción.

1.Había una vez una comunidad autónoma que como todas tenía sus consejerías. Dentro de ellas sus dirección generales, direcciones de área, etc...

Un director de área, que contaba con un equipo de unos 14 funcionarios, tenía un problema: casi la mitad de ellos eran del partido político en la oposición y su única dedicación era destruir todo lo posible las iniciativas de dicha dirección de área.

Total, entre lo que no trabajaban y lo que destruían, doble problema. Doble problema que TODOS pagamos. ¿De qué estaban preocupados esos funcionarios?, de su partido, no de los problemas de la gente a la que dan servicio.

2.- Había otra vez una comunidad que no tenía muy buena relación con un ayuntamiento sito en ella. Curiosamente ambos del mismo partido, parte de los recursos se utilizaban en evitar que "el otro" desarrollase iniciativas para "que no se apuntasen ningún tanto". ¿De qué estaban preocupados esos funcionarios?, de su partido, no de los problemas de la gente a la que dan servicio.

1 comentario:

La conciencia del catador dijo...

Totalmente cin Alex. Txáber publicaba hoy en su blog de economía un artículo interesante sobre micropolítica.
En mi caso, esta semana he firmado el proyecto de lo que será nuestra casa. Me ha sorprendido que sin mover un ladrillo entre proyecto, licencia, estudio arqueológico, etc., me va a salir por casi cuatro kilos en burocracia. No creo que esta dentellada sea un aliciente para la autopromoción de vivienda entre la gente joven. Más bien lo contrario. Ando un poco cabreado, porque parece que hay demasiadas profesiones y servicios sobrevalorados. A mi me cuesta a veces "pelearme" con los clientes para explicarles que una copa a 3,5 aurelios no es cara y cosas por el estilo. Sin embargo hay cosas que no se pueden regatear, son lentejas.
En realidad lo mío es pura envidia. Como me gustaría haber estudiado aparejador.
un saludo.