miércoles, 30 de julio de 2008

Con dos bombillas

Llevo todo el día de viaje y acabo de llegar a la oficina. No me ha dado tiempo a ver la reacción del "tendido comentarista" sobre las propuestas de Miguel Sebastián para ahorrar "nosequeporrón" de euros en energía.

Supongo que será carnaza fácil para la afilada crítica, seguro que incluso con razón, en todo caso hay cosas que he oido que parecen tener cierto sentido:

- Impulsar el uso del metro mejorando su servicio: abriendo fines de semana las 24h (mejora más cosas que el gasto energético) o consiguiendo tener cobertura para los teléfonos móviles. Fomentar mediante la mejora es construir. A parte de análisis más sesudos, me parece bien
- Reducir el gasto de queroseno de la aviación civil abriendo rutas militares: Si con eso se consigue acortar las rutas, ok.
- Compromiso de reducción de coste energético por parte de las administraciones públicas (menos calor en invierno, menos frío en verano, etc...): Predicar con el ejemplo es un buen punto de partida
- Impulso del sector automovilístico para el desarrollo de coches híbridos: Ahí tengo más dudas, principalmente técnicas, ¿podrán asumirlo?. Ya nos contarán.
- Regalo de dos bombillas de bajo consumo para cada hogar: bueno, vale para un titular, no se si para mucho más. Quizás para que el estado gaste muchos euros con dudoso retorno

Hay alguna más, pero estas son las que me han llamado la atención.

Una pequeña barrera es que nuestra condición latina, muy personalista y pizpireta ella, nos impide hacer algo por los demás, el sentido de comunidad y pertenencia no es nuestro fuerte, por lo que se me hace complicado pensar en medidas que apelen a la buena fe. No es descreimiento, es la verdad. Me lo decía el taxista que me llevaba esta mañana al aeropuerto; "en España sólo entendemos a base de garrotazos".

La ecuación a resolver es: ahorrar energía supone aumentar la renta y crear empleo, ¿pero a costa de vivir peor?. A ver quién da con la solución.

3 comentarios:

Txaber Allué Martí dijo...

Después de pasar una semana en Zurich uno percibe más ese caracter latino.
Entramos en un parking sin barreras de entrada ni de salida. No pagamos, claro. Pensamos que iría con la compra porque era un parking de supermercado. Pero no.
Luego nos explicaron que tienes que pagar en una máquina en función del tiempo que creas que vas a estar.
Imposible por aquí.

Alex Mariño dijo...

Jeje, ¡ni pensarlo!. Aquí acaba con alguien puesto junto a la barrera en una silla de madera cobrándote 3 euros por pasar.

Con suerte se ha preparado un trozo de papel que pone junto a la barrera que dice: "Seguridaz"

La conciencia del catador dijo...

Unos amigos, en su viaje de novios, recorrieron Suiza y Austria durante dos semanas. Venían admirados y con grandes ideas. Me propusieron que pusiera perfumes y jabones en los aseos del restaurante, como en Suiza. Habían perdido el norte por el norte. Les comenté que ya me habían arrancado cinco jaboneras metálicas en los últimos tiempos, de cuajo. Volvieron a la realidad al instante.