miércoles, 15 de abril de 2009

Vacaciones de fiambrera

De las vacaciones no nos baja nadie, eso está claro. Otra cosa es cómo nos las tomamos, que ahí andamos muy recataditos, con falda larga y enaguas por debajo de las rodillas.

Hemos cambiado el lustroso bronceado caribeño por la visita rural y el hotel con megadesayuno por la casa del cuñado. Ahora hasta lavamos platos en vacaciones, otrora casi un sacrilegio.

Luego dicen, pero nos cuesta poco volver a adaptarnos a la vida mundana del españolito de a pie. Lo bueno nos gusta, pero sabemos vivir con menos, ahora lo importante es la salud, ¿verdad compadre?.

En Extremadura 91% de ocupación hotelera en Semana Santa. Todos contentos. A base de ofertas de última hora, pero contentos. Más fotos y menos Torta del Casar, eso sí. De repente los cerezos molan más que las Pirámides de Egipto.

Ahora suenan vientos de recuperación o mejor dicho de menos desaceleración, pero seguro que escaldados viendo peladas las barbas vecinas preferimos seguir en los cuarteles de invierno.



Yo, siguiendo el uso común he hecho turismo nacional como casi siempre en Cádiz. Sol, un poco de frío, tres tazas rebosando de relax y nada de dispendios, lo dicho, turismo de fiambrera.

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