Ahora hay que enseñar a los niños que las cosas cuestan esfuerzo, que con menos también se vive y que sus padres no pueden comprarle todo lo que antes le compraban.
Muchos hemos adoptado una actitud de recompensa material en la educación (si apruebas te compro la bicicleta) y eso tiene mucho mensaje; el éxito medido en términos materiales. La otra cara es que para conseguir algo antes hay que esforzarse y eso supongo que está muy bien, pero entiendo que exige adicionalmente la búsqueda de motivaciones de otra índole que complementen la material.
No seré yo el que hable de educación, pero sí que creo que la crisis supone la necesidad de buscar nuevos valores también en la educación, tanto en el ámbito familiar, como social o escolar. La crisis dispone con dedo inquisidor, acorrala. A cambio agudiza el ingenio. Esto supone menos regalos y más fantasía, menos individuo y más grupo (hermanos, familia, amigos), menos dispendio y más comunicación.
El éxito material dibuja estereotipos de cartón piedra, de pendientes con brillantes y grandes gafas oscuras. La crisis no es amable, pero ya sabemos todos que el exceso de complacencia forma mucho frustrado, mucho psicópata,... en definitiva, mucho infeliz. Lejos de la sufrida vida del anacoreta, seguramente sea verdad que con menos a veces se vive mejor.
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