La primera celebración

Martina se vistió de blanco bautismal y siguiendo su línea habitual, respondió con plácido sueño al revuelo de fotos, agua, gente y ruido. Lloriqueamos más otros que ella, que repartió sueño y sonrisas en la misma medida.

Partiré contando que esto del bautizo ha sido toda una experiencia para mi, muy positiva en todos los aspectos. He disfrutado mucho y he visto a los demás disfrutar, así que eso ya lo vale todo.

Sin entrar en temas de fe, diré que escuchando al cura en la charla anterior al bautizo y durante la misma celebración, los valores que preconiza y el enfoque que da me parecen muy válidos, interesantes y referentes.

Además, la celebración en sí cuenta con el valor familiar que cada uno le quiera y le pueda dar, en mi caso, observar a tanta gente celebrando y compartiendo nuestra alegría me resulta conmovedor.

Y más allá de eso está el esfuerzo e ilusión que muchos han puesto en este bautizo, implicándose y sorteando alguna que otra dificultad para poder estar y ofrecer lo mejor de si mismos, demostrando que de verdad se alegran y comparten esa alegría.

Llegados aquí, haré una sóla mención particular, por merecida y por importante para mi. Y es que me siento muy orgulloso de los padrinos de Martina, desde que ha nacido no han parado de brillarles los ojos, su entusiasmo es arrebatador y que hayan aceptado "el encargo" de padrinos ha sido una enorme alegría para Raquel y para mi. Así que muchas gracias a María y David, vuestra felicidad es también la nuestra, Martina tiene mucha suerte con vosotros.