Oí ayer decir a alguien que, a causa de la crisis, había "descubierto" su cocina. Y que además la estaba disfrutando mucho ya que cocinar para su familia le resultaba muy entretenido. Antes resolvía con salida a cenar en algún restaurante, ahora la crisis ha dado cerrojazo a ese estilo de vida.
A su lado, una mujer apostillaba que al final, gracias a "la crisis", estábamos recuperando hábitos, y por ende valores, que nos sentaban muy bien, como el estar más con la familia, volvernos menos materialistas, etc...
Hoy me decía un directivo que ante la crisis su receta era más tranquilidad y más deporte. Quizás antes gastaba sus energías en hacer sudokus de incremento patrimonial, no se. Su nuevas opción parece más saludable.
Parece que en la teoría pendular de nuestra actitud frente a la realidad, hemos bajado ya del extremo pesimista para empezar a situarnos en una posición más tibia y estamos con la vieja fórmula que combina necesidad para convertirla en virtud. Hemos interiorizado la situación y actuamos como actuamos siempre, adaptándonos, a ser posible ayudándonos entre todos y si se puede, sonriendo un poco.
"The crisis of today is the joke of tomorrow" (la crisis de hoy es la risa de mañana) decía el sabio.
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