Le preguntaba hoy un periodista en una rueda de prensa sobre las sospechas de uso de drogas y prostitutas en sus fiestas y responde con un... "te da envidia, ¿no?".
Berlusconi se pone el mundo por gomina, a golpe de peine e implante. Curioso estos fenómenos de liderazgo político que de vez en cuando surgen, que nadie se explica pero que deben responder a una realidad social que duerme bajo las alfombras de palacio.
Tono machista (el gobierno español es demasiado rosa vino a decir), formas déspotas, deslenguado, con aspecto de latin-lover babosete, de vicios caros y caras ocultas, manipulador y estereotipo de triunfador de rayos UVA.
Su sonrisa nuclear parece esconder una calculadora de victorias en la cama y... bueno, ahí sigue.
Ni conozco Italia, ni su política, ni su historia ni su problemática, en todo caso un país de ese calibre (aunque algo desmejorado ultimamente) con esa marca internacional que todo "ensombra"... no me parece muy buen plan.
Digo yo...
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