miércoles, 3 de septiembre de 2008

El Hormiguero va como una moto

De televisión ando como de teología adventista, flojito. Pero no puedo reprimirme y necesito hablar de El Hormiguero, el programa de Pablo Motos.

Es trepidante, innovador, creativo, espontáneo, fresco, arriesgado, atrevido... hasta en los formatos publicitarios que usa derrocha imaginación. Te podrá gustar más o menos, Pablo Motos te podrá hacer o no hacer gracia, pero el mérito es incuestionable.

Su capacidad de reinvención, su afán participativo, su humor blanco, su divorcio político y lo poliédrico de sus colaboradores son activos difíciles de imitar. Es lo más cercano al teatro, aunque muy pensado hay un punto de improvisación que es genial.

Es un caso a tener en cuenta, también a nivel empresarial, no deja de ser el producto que una productora tiene que salir a vender todos los días. Igualito que cualquier otra empresa. Y para bregar en el océano competitivo, sobre todo del prime time, la receta es innovación y fidelidad a una idea.

Insuperable.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Vete a dormir, que no pintas nada aquí....!!!! vete a dormir, vete a dormir, que tus padres quieren viviiiiiiiiirrrrrrrrrrr!!!!!

Alex Mariño dijo...

Y a pegar mocos en el colchón...jeje

Anónimo dijo...

"El hormiguero es un lugar en el que pase lo que pase, te haremos sentir bien". Exactamente como en el blog de Alex. Un beso muy fuerte. Rebe