jueves, 29 de octubre de 2009

No todos somos iguales

El barco hace aguas por un montón de agujeros, en medio de la tempestad, del frío, del viento y de olas de 8 metros. El capitán y la tripulación no saben dónde mirar, no hay tierra a la vista. La radio no funciona. Se acerca una niebla espesa.

El barco está viejo, despostillado, oxidado...

Y en el barco vamos todos. En nuestros pequeños camarotes miramos por el ojo de buey y no vemos nada. Sólo agua. Se mueve mucho.

El barco lo hemos elegido nosotros. Lo hemos botado y votado. A la tripulación (políticos) también, sólo con la "v" aunque igual deberíamos ver cómo los botamos con "b". Los de popa no se hablan con los de proa. A los de estribor no les preocupa lo que pasa a babor. Y va uno (Montilla) y para arreglarlo, coje el micrófono y dice que "no todos somos iguales". "¡Ah!", piensa el mareado viajero, "este acaba de confirmarnos que en general son todos unos incompetentes y trata de salvarse él solito de la quema".

Decir "no todos los políticos somos iguales" es admitir la generalización que corretea por la mente del votante al ver toooodos los casos de mangoneo que están saliendo a la luz. Bien, Montilla. Y encima tú levantas las manos enseñando lo limpias que las tienes

El lunes decía Gerardo Díaz Ferrán (presidente CEOE) que la crisis no era culpa de la empresa . Otro igual. Pues señor Gerardo, lo siento, pero es culpa de todos (también de la empresa) y está en manos de todos salir (también de la empresa).

Como sigamos viendo cómo el personal encoje los hombros, yo me tiro del barco.

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