Nunca olvidaré como Susana cambió sombras por risas con esa naturalidad espontánea con la que perfuma todo lo que toca.
Llegó ella y Madrid subió al cielo, haciendo honor al dicho.
Como un hada tocó con su varita y coloreó lo que por un tiempo se había vuelto gris.
Y Rodrigo es su duende. Y María tocaba la música, con ese canturreo que tan mal se le da.
Y yo con la suerte de estar dentro de ese cuento que me hizo dar un salto hacia delante que todavía saboreo.
Y ahora Rodrigo y Susana han "tenido un Mateo", guerrero en la espera y enternecedor en la llegada. Es guapo, chato al estilo Martín y de momento tranquilo. Una nueva etapa que volverán a llenar de alegría, de vida, de tranquilidad, de optimismo, de color... porque ellos dos son así.
He compartido muchos ratos con Susana y de todos éste, aunque estando un poco más lejos, está siendo el mejor.
Enhorabuena a los padres y... ¡enhorabuena a Mateo!, que ha nacido ya bendecido.
lunes, 5 de octubre de 2009
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3 comentarios:
Muchísimas gracias por las enhorabuenas pero más agradecido quedo por tus poéticas y amistosas palabras,
el duende de susana
Ay amigo! se me resbalan un par de lagrimillas y eso que, ya sabes que no soy de lagrima fácil.Me ha encantado.Ahora a seguir disfrutando por seis.
besinos
;-)
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