jueves, 2 de julio de 2009

Mi post más deseado

Escribo yo, pero los dedos los mueve una niña que se llama Martina que viste de blanco, con pijama grande del que asoman una pies enormes, unas manos recias y una cabeza redonda con ojos rasgados.

La sensación no cabe en un post, seguramente por la limitación lingüística del que suscribe y por la inmensidad de matices.

De la incertidumbre de la rotura de aguas hasta aquí he estado subido a una montaña rusa que no se dónde me ha llevado. Creo que ahora estoy como un Indiana Jones perdido en un oasis tratando de reconocer el hermoso terreno que le rodea. Pero encima no estoy sólo. Comparto la belleza.

Las curvas son más suaves junto a Raquel, no porque ella sepa dónde vamos, si no porque llevar un espíritu sano y valiente junto a uno templa la vorágine.

Como no podía ser de otra manera el viaje empezó durante la cena del sábado, en una terraza de unos amigos, siguió con largas horas de cierta fatiga y terminó conmigo besando la habitación donde pasé mis tres noches más felices.

Nos rodearon y apoyaron un sin fín de familiares y amigos, sin ellos esto hubiera sido imposible. Gracias a todos, ojalá os pudiera listar, pero tenemos la tremenda suerte de que sois demasiados. Os queremos mucho.

Martina ahora está comiendode de las entrañas de su madre. Me encanta escribir, pero ahora prefiero disfrutar del oasis que os contaba y además se me agotan las palabras.

Suerte

1 comentario:

Rubén dijo...

Enhorabuena a ambos.