viernes, 12 de junio de 2009

¿Tu que prefieres?

Seis semanas de baja dan para entender lo que significa vivir lejos de una ciudad como Madrid que en mi caso representa el reto profesional, la infinidad de oportunidades, la ambición por un buen trabajo, la inacabable red de contactos, etc...

Me vienen al recuerdo enseguida esos versos que dicen (puede haber algún error porque los escribo de memoria):

Que descansada vida,
la del que huye del mundanal ruido,
y sigue la senda,
por la que han ido,
los pocos sabios
que en el mundo han sido

Y así parece que se aclaran todas las dudas que a cualquiera nos asaltan al pensar en la opción de elegir entre una vida de corte profesional u otra de corte más personal.

Me recuerda todo esto al cuento del pescador solitario que vive en una humilde casita a la orilla del mar, que con su pequeña barca sale a pescar todas las mañanas y con ello come, vende algo de pescado para sus pocos gastos y el resto de la captura la devuelve al mar. Un avezado hombre de negocios le ve y no se explica cómo no aprovecha mejor ese pescado de tanta calidad que lograr recoger. El pescador le responde que ¿para qué?. El ejecutivo le explica que con ese pescado sacaría más dinero. El pescador se sigue preguntado que ¿para qué?. Pues... está claro, ¿no?, para poder comprar una barca mejor y poder así capturar más pescado, venderlo y poder conseguir así aún más dinero. El pescador sigue sin entender nada. El de la gomina (perdón por el topicazo, es un cuento) le explica que así podría contratar gente, montar una fábrica de pescado, exportarlo y en unos años podría incluso tener una empresa que cotizase en bolsa. El señor de la barquita se vuelve a preguntar que para què todo eso. El empresario le explica que si cotiza en bolsa es más fácil poder vender su empresa a una multinacional, forrarse de dinero con ello y así retirarse tranquilamente a vivir en una casita cerca del mar y dedicarse a lo que le gusta. El pescador responde: ¡¡pero si es justo lo que tengo ahora!!.

¡¡Ahora sí que lo tengo claro!!, este cuento termina de convencerme, la "verdad" está en la vida retirada y tranquila.

Pues no. Le contaba hace un par de días esta alegoría a "una cabeza pensante" con la que algunas veces he reflexionado sobre estas cosas. La dejé pensativa. ¡¡Peligro!!. Y unas horas después me dice que le ha dado una vuelta al cuento y que ha pensado una cosa sobre él. Me tiemblan las piernas. A ver, dime. "Pues que ese hombre de la barca no tenía hijos".

Tooooooma ya.

4 comentarios:

Rubén dijo...

Que bien te ha sentado el descanso Alex :P

Por cierto yo quiero ser ese pescador :)

Alex Mariño dijo...

Descanso forzado, pero descanso al fin y al cabo. Me ha sentado muy bien, sí, ha venido y lo he aprovechado.

Un abrazo!!

Alex

Anónimo dijo...

Es muy bonito ser el pescador, como desea Ruben, pero dentro del respeto que me merece Ruben y se que hace. . ., tu no dejas de tener razon, y comienzas a sentir lo que supone ser padre, renunciar a alguna cosa por el hijo; mas no obstante tambien creo que el compaginar ciertas partes de la vida es posible, y por tu escrito pienso que lo sabras hacer.Un abrazo futuro papa

Anónimo dijo...

un hijo lo primero que quiere es un papa feliz, desde la estabilidad de vivir la vida que queremos vivir se abre todo un abanico de oportunidades para nuestros hijos, y solo hay una!...vida, digo.