El perfecto primerizo

No soy padre primerizo. Mucho peor. Soy pre-padre primerizo, lo que agrava seriamente el problema.

Me he dado cuenta cuando me he encontrado durmiendo con el teléfono pegado a la oreja. Lo peor es que el teléfono estaba encendido... sólo me ha faltado atármelo con cinta americana, no vaya a ser que me pierda "la llamada".

Igual que existe una sobreoferta de artículos de pre-mamá, ¿cómo no han inventado el kit del pre-papá?

Se me ocurre que no debería faltar:

- Set de teléfono perpetuo: Cualquier llamada puede ser la "definitiva", la llamada de "la primera contracción" es clave y un pre-papá no se la puede perder por nada del mundo. El set debe incluir auricular indeleble adaptable a cualquier oreja que venga disimulado al estilo de los nuevos audífonos para poder estar contínuamente conectado sin que nadie lo sepa. Ni tu.

- Laca de uñas anticorrosión: De esas que amargan para que el pre-papá no acabe mordiéndose hasta las falanges.

- Calzonas de doble tallaje: La cara de tonto que se te pone debe ser acompañada con unos pantalones cortos que te queden bien grandes, esto no puede fallar como complemento a tu cara de calzonazos. Si le añades unos buenos calcetines blancos, mejor.

- Clases de respiración pre-parto: Ella las necesita, pero el pre-papá la necesita casi más. ¿O no?

- MP3 con música relajante: Para evitar subidas de tensión y mareos inoportunos.

- Diccionario de vocablos de ropa de bebé: Debe incluir los tipos de colores que existen, puesto que te pedirán la "ranita gris marengo" o el "pelele azul medianoche" y no sabrás dónde echar mano. Las risas a tu costa están aseguradas.

Está claro quién es el claro perdedor en el trinomio bebé-madre-padre, lo mires por dónde lo mires.