lunes, 4 de abril de 2011

Lo mejor

Tu mundo se compone de un puzzle de piezas que, si combinas disposición y suerte, tienes más o menos encajadas.

A cada una le das una parte de tu tiempo, de tu atención: tus familia, tu pareja, tu trabajo, tus aficiones, tus viajes, tus preocupaciones, tus sueños y proyectos...

Y así vas viviendo, como puedes y te dejan, combinando lo mejor posible las sensaciones que todo eso te da.

Y llega un día en el que, siguiendo la teoría de la entropía, alguien le pega un puñetazo a la mesa donde tienes, mal que bien, compuesto tu puzzle y las piezas se descolocan.

Ese puñetazo, duro, contundente, lo pega alguien con un peso de poco más de 3kg, que apenas acierta a moverse y que mira alrededor con cara de no haber roto un plato.

Y entonces rehace tu juego y coloca su ficha en el medio, bien grande, dejando al resto un valor que antes no tenía.

Y tu aceptas. Te cuesta algunos ajustes, pero consigues reubicar prioridades.

Y esa nueva pieza es grande, hermosa, brillante, llena de luz y da sentido al resto. En definitiva es TU pieza, las has construido tu.

En ella pivotan las demás, no por ser la única, pero sí la más importante.

Es por ello que cada vez que da un paso adelante, para ti es lo más increible que te ha pasado. Cada vez que sonríe para ti es la mejor sonrisa. Cada vez que habla, es la mejor palabra.

Es esa maravillosa sensación de disfrutar de algo de lo que sabes que no eres objetivo y te da absolutamente igual.

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