lunes, 7 de febrero de 2011

Permitanme estar "de lunes"

Estoy lejos de muchas cosas, pero la más difícil de llevar es la lejanía de Martina.

Una pequeña ventaja es que cuando puedes, cada minuto es oro.

Todo lo demás sobra.

Sus ojos, sus manos, su boca, su pelo, su lenguaje, su mirada, su ritmo, su impaciencia, su bondad, su sueño, su hambre, su rebeldía, sus canciones, su juego, sus saltos, sus gritos... y todo pasa como un ciclón, te trae y te lleva, te mece y despierta, te lo regala y para el tiempo para que lo disfrutes.

Nada vale lo que ese minuto. Ni lo del siguiente. Si ella está presente, todo está de más.

Ahora la echo de menos. Mañana, más.

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