miércoles, 27 de abril de 2011

No sabo: música para mis oidos

Creo que fue el domingo pasado cuando Martina deslizó un "no sabo" que supo a gloria, prueba inequívoca del avance en el aprendizaje lingüístico (y por ende de tantas otras cosas) de cualquier niño.

"No sabo" quiere decir "no me estoy dando cuenta, pero estoy aprendiendo a conjugar los verbos. Que conste"

Y en este mejunje ando, de sensaciones infinitas donde la una, Martina, se empeña en llevar los límites de lo imaginable cada día un poco más lejos y la otra, Jimena, que todavía no ha dicho su última palabra y que veremos qué pasa cuando diga la primera.

Y todo esto es
música para mis oidos,
con la que mis pies bailan,
un baile de padre "pasao de moda",
de codazos de la audiencia,
de "no me importa un pito",
de violín desafinado,
de ¿quieres bailar conmigo?.

¿Bailas?

lunes, 25 de abril de 2011

Mi semana de pasión

Acabada la Semana Santa, que ha llegado con muchos regalos debajo del brazo en forma de tiempo para mi y mi familia, llega una semana inteeeeensa que marca la historia personal de uno.

Sin duda, esta semana campea bajo la bandera de la llegada de Jimena, nuevo centro de nuestro universo ya "policéntrico".

Es maravilloso pensar en un nuevo mundo que se nos abre, en las emociones que sólo ella traerá para compartirlas con todos, que la esperamos frotándonos los ojos como principiantes.

Martina, no se si consciente o inconscientemente, también la espera. Ayer jugaba con la ropa de su hermana mentándola en todo momento. Fue un rato de sonrisa eterna.

Que todo salga bien, que a la madre se le haga corto, que nada sea como lo imaginamos.

miércoles, 13 de abril de 2011

Regalo y cuenta nueva

Sabía que esto iba a ser así, pero no por eso lo ha hecho menos pesado.

Semana de puñal en la boca con presentaciones, viajes, ponencias, reuniones, proyectos... pero al menos con sal. Cualquier cosa que me acerque a cierta sensación de estrés me agota, ya me sacié cuando no tocaba.

Pero todo dió un giro cuando me acordé de que Martina se había acabado su libro de pegatinas y que era una buena ocasión para regalarle otro. Sólo haberlo recordado me puso feliz, encontrar una librería más y ver cómo envolvían el regalo cambió definitivamente el rumbo del día y de la semana entera.

Hoy es un gran día que empezó ayer por la tarde.

El libro está en mi maleta. Y yo, también.

viernes, 8 de abril de 2011

No quiero ni mirar mi agenda

El sol saca barriga y se empieza a poner las chanclas.

Abril va por la calle regalando margaritas blancas.

El fin de semana arma su bolsa dominguera con mantel a cuadros y vino de bota.

Pero mi blackberry está empeñada en quitarme la sábana y en este viernes de adviento primaveral se está enrabietando por momentos. ¡Conmigo, que no le he hecho nada!. Venga a sonar y a enseñar su lucecita roja (no podía ser de otro color), como alarma de lo que vendrá. Como la vuelva a ver lucir la estampo, ¿tu quién eres para echar este borrón de tinta en mi camisa blanca?.

De esta me divorcio, al menos hasta el lunes, que es como se llevan la parejas de conveniencia. Más allá de ahí empiezan a hacer multitud.

Alguien sobra, sí, aquí no cabemos todos.

lunes, 4 de abril de 2011

Lo mejor

Tu mundo se compone de un puzzle de piezas que, si combinas disposición y suerte, tienes más o menos encajadas.

A cada una le das una parte de tu tiempo, de tu atención: tus familia, tu pareja, tu trabajo, tus aficiones, tus viajes, tus preocupaciones, tus sueños y proyectos...

Y así vas viviendo, como puedes y te dejan, combinando lo mejor posible las sensaciones que todo eso te da.

Y llega un día en el que, siguiendo la teoría de la entropía, alguien le pega un puñetazo a la mesa donde tienes, mal que bien, compuesto tu puzzle y las piezas se descolocan.

Ese puñetazo, duro, contundente, lo pega alguien con un peso de poco más de 3kg, que apenas acierta a moverse y que mira alrededor con cara de no haber roto un plato.

Y entonces rehace tu juego y coloca su ficha en el medio, bien grande, dejando al resto un valor que antes no tenía.

Y tu aceptas. Te cuesta algunos ajustes, pero consigues reubicar prioridades.

Y esa nueva pieza es grande, hermosa, brillante, llena de luz y da sentido al resto. En definitiva es TU pieza, las has construido tu.

En ella pivotan las demás, no por ser la única, pero sí la más importante.

Es por ello que cada vez que da un paso adelante, para ti es lo más increible que te ha pasado. Cada vez que sonríe para ti es la mejor sonrisa. Cada vez que habla, es la mejor palabra.

Es esa maravillosa sensación de disfrutar de algo de lo que sabes que no eres objetivo y te da absolutamente igual.