viernes, 17 de diciembre de 2010

Música

Hoy recojo una nueva pista de porqué un sistema de eseñanza enraizado en la cuna del siglo XX debe ser seriamente revisado en el despertar del XXI.

Escucho un par de canciones de música moderna, de rock puro de cadera dislocada de los "golden fifties" una y de soul de entreguerras la otra.

Me gustan, nada más.

Hasta que llega alguien y me las explica, las hace cuento, las aromatiza y te las sirve con lito blanco en el antebrazo. Y entonces las hago mías, me sugieren una historia, una vida, me inspiran y me hacen soñar. Me hacen un poco más feliz.

Recuerdo ahora cómo aprobábamos la asignatura de música, nos aleccionaban, no nos enseñaban, nos aburríamos y pensábamos como hacer trampa para pasar el corte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta mucho lo que escribes. Soy tu admiradora incondicional.

Isra dijo...

Algunos hacemos lo imposible, sorteando leyes de educación que se suponen acordes con los tiempos y más bien son obscenas maquinarias de creación de inútiles.
Yo doy música en Primaria. Y mi único objetivo (el personal) es que todos, o casi todos aprecien valoren y disfruten con la música al nivel que cada uno llegue.
Pero hay cumplir otros objetivos marcados por ley que te aseguro dificultan el ejercicio de la música como algo agradable y necesario.
Si algo ha cambiado en el modelo educativo que tú y yo padecimos, no ha sido precisamente a mejor.

Isra dijo...

Felices fiestas!!, que me olvidaba, jej
Un beso a Martina y Raquel.