Los políticos saben gestionar (mal en general) las buenas rachas y mucho peor las malas. Ahora, todavía en la vorágine de una crisis que no sabemos dónde nos llevará ni cuánto tardaremos en llegar, lo que menos podemos pensar es que ellos nos sacarán.
No porque no tengan parte de esa responsabilidad, pues el contexto institucional es un elemento fundamental, si no porque no podemos darle esa grandeza de seres extraordinarios (Fermín Muguruza dixit) a funcionarios (con respeto) de carrera.
Además, no deberíamos olvidar que nosotros (la sociedad en general) somos el problema y por lo tanto debemos ser la solución.
Y ellos, deberían hacer lo que nosotros digamos, les deberíamos dirigir y explicar muy bien lo que tienen que hacer, cómo nos deben ayudar. Y no al revés.
Que no nos engañen los juegos rápidos de mano, valga de ejemplo lo que ayer decía alguien que algo sabe de esto (exministro, etc...); explicaba que el tema del paro es más un debate político que real, y si lo pensamos bien no le falta razón, ¿dónde está el conflicto social?, si el problema fuera tan real (como lo ha sido en otras épocas de nuestra reciente historia) veríamos qué estaría pasando en la calle. EL colchón es la economía sumergida, el apoyo familiar, etc...
Así que fuera retórica, exijámonos y luego exijámosles.
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