Jimena no hace ruido. Se limita a estar, con cara amable y mirada tranquila.
Sin un gran gusto por los focos, sonríe con naturalidad si se lo pides.
A veces su hermana le demuestra demasiado cariño y ella aguanta la embestida con la mirada cándida de quien parece comprender que no es momento para enfadarse.
Y es esa actitud serena la que le hace ganarse simpatías duraderas.
Hoy cumple dos meses y un día, que es una medida de castigo que ella convierte en bendición.
Con niñas así, ¿quién no querría más?
martes, 5 de julio de 2011
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1 comentario:
La verdad, son dos soletes llenos de luz.
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