Una buena forma de hacer de España un país más competitivo, culto, confortable, etc... es decir, más feliz, es ajustar el sistema educativo.
Claro que de nuevo la sombra de las dos españas nos tapa el sol y la educación es una caballo de batalla ideal. La politización de cada iniciativa nos hunde un poco más en el lodo. Sólo hay que ver el follón de "educación para la ciudadanía", unos la ven constitucional y otros adoctrinadora. No hay solución.
Hasta que no aprendamos que la clave no es saber hacer una cuenta (aprender a multiplicar o dividir) si no que es saber qué cuenta es la que tienes que hacer (es mucho más difícil), no progresaremos. Ya no se si esto exige un modelo LOGSE, LOE o de Marifé de Triana, lo que sí se es que no tenemos universidades entre las primeras del mundo, que a mi me enseñaban a tomar apuntes y a repetir lecciones (cosa que casi nunca conseguí hacer bien).
El capital intelectual es el factor productivo crítico. Nos encantaría tener un montón de minas de litio para abastecer a la demanda de coches eléctricos que nos inundará, pero no las tenemos.
Si no "cultivamos" ese factor y los pocos "brotes" que nacen en el erial nos los compran fuera a precio de saldo para que florezcan allí, mal vamos.
España se convertirá en un país de "filiales" donde los centros de decisión estarán lejos, donde no hay valor añadido. Seremos contratados y no contratadores. Seremos rebaño y no locomotora, nos "acochinaremos", nos mutilaremos, nos acercaremos mansamente a las tablas.
Y ahí nos podemos perder, en planes educativos de derechas y de izquierdas, en reformas, en planes Bolonia y en no se cuántas cosas que no entiendo.
La polarización de ideas es un fracaso que llevamos larvando muchos años, que nos lastra, que nos atornilla a la pobreza de ideas, que censura la iniciativa y que nos entristece como país.
miércoles, 4 de febrero de 2009
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