El tiempo lleva unos días dando tregua y el sol ha aprovechado el resquicio para recordarnos que existe. A pesar de la crisis.
El sol alimenta el alma, al que por casualidad por ahí lejos llaman "soul", por algo será. O no.
Lo indudable es que vitamina y vitaliza, saca del letargo, descongestiona. El sol toca el tambor y el personal baila a su son, a su sol.
Si la luna inspira el sol respira, hasta despierta a la famosa marmota. A lo mejor incluso vende pisos y da créditos y todo resuelto. No tanto, pero como ahora a todos seguro que nos ha dado por pensar en las vacaciones de verano, al menos anima el turismo, principal industria nacional, con perdón de la palabra, que ahora está casi prohibida.
El invierno es nacionalista porque mete a cada uno en su casa y nos hace introspectivos. Lo mejor de él es que se acaba. El calor socializa y democratiza. A mi me va mejor.
Recuerdo ahora una canción de mi infancia en Barcelona, quizás la única que recuerde en catalán que decía:
Sol, solet,
vine´m a veura,
vine´m a veura.
Sol, solet,
vine´m a veura,
que tinc fred.
Es algo así como una llamada al sol para que venga pronto a quitarnos el frío. No será por casualidad lo de mi buen recuerdo.
El sol llama a la puerta, que pase, ¿no?
lunes, 16 de febrero de 2009
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