Hemos globalizado la economía, pero no la sanidad, ni la educación, ni el estado de bienestar, ni la riqueza, ni el crecimiento ecológicamente sostenible, ni nada.
Desde la revolución industrial de finales del XIX y principios del XX hasta la revolución financiera que hemos vivido, parece que hemos ido alimentando una serie de valores vacíos de contenido y que ahora están en la picota.
Somos una sociedad cada vez más marcada por el hedonismo, el cortoplacismo, el enriquecimiento rápido, que conjuga mejor el verbo tener que el verbo ser. Contamos con un montón de capacidades para tener una sociedad modelo y sin embargo parece que sólo nos dedicamos a comparar el motor de nuestro coche con el de nuestro vecino.
No soy un apocalíptico catastrofista ni nada que se le parezca, tanto por convicción como por necesidad. Así que lo que entiendo es que la oportunidad de esta situación económica es la del cambio de valores. No necesariamente una vuelta a valores rancios de esfuerzo infinito, de servilismo, etc... si no a la asunción de nuevos valores más acordes con una sociedad del siglo XXI donde los flujos migratorios, la situación energética y medioambiental, las religiones, el empuje de las telecomunicaciones, el acceso a la educación intercultural, etc... marquen una nueva forma de actuar y de entender el mundo.
No tengo ni idea de sociología, menos de política ni filosofía, tampoco de macroeconomía, ni geopolítica, ni nada... así que no tengo la solución. Pero mientras los 900 euros que gano los dedique a pagar la letra del Audi A3 que me acabo de comprar, tendremos un problema. Es una metáfora injusta y seguramente desafortunada, lo se, pero espero hacerme entender.
miércoles, 21 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario