No quiero ponerme sensiblón en plan "el nostálgico de las mil batallitas", pero que cierren esta sala de conciertos me da bajón.
En esta especie de locura histérica en la que siempre estamos, donde Zapatitos habla del atraso del intervencionismo y Montoro de proteger compañias españolas del capital extranjero, parece que un efecto colateral de "la moda semanal de los porteros de discoteca" es el cierre de La Riviera, mítica sala madrileña de conciertos.
Recuerdo unos cuantos, pero con especial cariño dos.
De uno recuerdo perfectamente la fecha, en dos días hará cinco años. Fue el 27 de noviembre del 2003. Hacía casi una semana que Raquel había aterrizado en mi vida. Era el primer día que venía a Madrid a verme y en medio del desate que eso supone nos fuimos a ver a O´funk´illo a la Rivera. Todavía me duelen las piernas de saltar y la garganta de gritar. No fuimos menos de 7 u 8 amig@s, todavía lo recordamos con mucho cariño.
No quiero desemerecer, pero del otro no recuerdo la fecha, sí se que no hace mucho (¿2 años?). Vine con el sempiterno Carlos desde Plasencia. Fue una de "esas noches". De las suyas. De las que le dan forma como personaje inigualable. Vinimos a ver a Sepultura y a alguien más que no nos preocupaba. Siguiendo su estilo no acabamos el concierto. Le gusta la música, pero le gusta más "el jaleo" como él dice. Vinimos "sin calma".
Bueno, si cierran esta, otra abrirán, que disfrutaremos más aun. Y si no, disfrutaremos con otras cosas, da igual. Lo que no nos quitarán será echar una sonrisita cada vez que pasemos por ahí.
martes, 25 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario