Ayer tuve la suerte de ir al restaurante Kabuki del hotel Wellington, que ahora parece lo más "in" de la comida japonesa en Madrid
Con la comida japonesa en general me pasa que siento que es como comerte una paella de "Paellador" y pensar que comes comida española.
Además, su obsesión general por servirte rápido me atosiga demasiado, ir a comer a un japonés puede convertirse en una angustia.
Kabuki, obviamente es otra cosa, de hecho recientemente han sido los compradores del atún rojo más grande pesacado en el Cantábrico, de 300 kilos. Además, cuentan en la carta de postres alguno hecho por el nombrado mejor artesano chocolatero del mundo. Obviamente tuve que pedirlo:
La parte curiosa es que hacen comida japonesa con toque mediterráneo y acabas comiendo sushi de rabo de toro, por ejemplo. Impresionante el sashimi de huevo de codorniz con trufa, tengo que volver a probarlo sí o sí.
La verdad es que mejor ir una vez aquí que tres al "paellador japonés" de turno. Conmigo han conseguido "la del hijo pródigo" y he vuelto a creer en la cocina japonesa.
Lo peor lo cansino de la decoración minimalista, fría como un témpano. Para mi sin personalidad.
viernes, 31 de octubre de 2008
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