Me tocó malvivir la victoria de España metido en un avión. Evitemos las risitas.
Ahora me toca malsufrir la resaca en primera persona. Evitaremos los lamentos.
Y no es que no me alegre porque España haya ganado la Eurocopa, que me alegro y mucho. Lo que estimula mis glándulas sudoríparas es el tsunami desinformativo que nos espera.
Está bien ganar, está mucho mejor celebrarlo, pero ya, ¿no?. De ahí a hablar de "la unión del pueblo español gracias al triunfo" o de semanas interminables dando vueltas a la victoria se me queda grande. Me resulta gracioso ver cómo el ciclón futbolero arroja muertos por la ventana a la par que santifica a quien mañana (sí, mañana, literalmente) pondrá en la hogera. Todo esto en cuestión de horas. ¡Qué vorágine de opinión prestada al resultado de las audiencias!.
Les entiendo, pero no pienso creérmelo ni aguantarlo.
Si al menos sirviese además de para disfrutarlo (que está muy bien) para que algo mejorase sería mucho mejor, se me ocurre por ejemplo que al ganador le podrían dar la recompensa de organizar la siguiente competición, lo que supondría un empujoncito puntual y la opción de consolidar nuestra imagen como país para muchos aspectos positivos más a largo plazo.
Suerte compañeros, que no os pase nada y... ¡¡Viva España!!
lunes, 30 de junio de 2008
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