Dicen que el último etarra que ha dejado de encabezar esa panda de desalmados se orinó al ser detenido. Debió ser por que sabe que están derrotados, que no liquidados, que es diferente.
A pesar de nuestros políticos, la derrota es total en todos los campos; el político, el social y el "militar".
El joven soldadito utópico pronto se convirtió en maquiavélico mercenario mafioso, le salieron colmillos, se le frunió el ceño y le brotó pelo en las orejas. En nada empezó a utilizar afilados cuchillos como mondadientes mientras gritaba a asustadizas viejecitas. La última de esas "viejecitas" ha sido Uría, ese golpe bajo que han dado digno de toro manso, de toro que se mea.
Si además de mezquino eres cobarde no vales nada. La cobardía es un derecho, pero si además eres miserable te salen cuernos rojos. Por eso se ponen capucha.
Leía este fin de semana por algunas calles peticiones de excarcelación de "presos políticos", deben referirse a esos que enseñan los dientes detrás de la barrera, assutados perritos falderos en busca de la fama que les prometieron, la que se han creido.
Qué peligro tienen estos malnacidos, un cobarde acojona más porque es traidor, mentiroso y va por la espalda. Da pena verles mearse en los pantalones de su traición.
martes, 9 de diciembre de 2008
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1 comentario:
Mucho perrito valiente cuando enseñan los dientes, pero toro cobarde que se mea encima no es toro ni siquiera vaca, simplemente un cordero degollado.
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