Voy a tener (espero) dos semanas seguidas de vacaciones y me acabo de dar cuenta que desde hace un año y medio no vivo esta sensación. Me siento idiota.
La duración escupe a la cara de la intensidad, para hacer algo bien hay que estar descansado, una mula de carga sobreexplotada sabe hacer muy pocas cosas.
Sin levantar la cara no se puede vivir, te van pesando los hombros y sin darte cuenta sólo sabes mirar al suelo, como mucho a medio metro de distancia.
Sin ánimo de pasarme de exitencialista creo que esta pérdida de perspectiva es un grave error que crea espirales autodestructivas que suponen tu defunción paulatina como ser humano que pulula durante un tiempo por este mundo.
No es fatalismo, puesto que estoy encantado de al menos intentar ponerle el cascabel al gato, de que me quede claro quién es el enemigo, que no es otro que uno mismo y la humana tentación a dejarte "aconsejar" demasiado.
Así que "talibanizo" mi condición de merecedor y pienso degustar cada cucharada de descanso como si fuera la última.
No me busquéis ;-)
miércoles, 17 de diciembre de 2008
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1 comentario:
Lo cierto es que, aunque tienes razón, todavía falta darle un último empujoncito al "cierre del año".
Luego se disfrutan más las vacaciones... o eso espero...
Saludos!
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