Como una salamandra me he colado por la rendija que el buen tiempo ha abierto en este (todavía) invierno y me he plantado en la playa.
Y para redondear la faena y poderlo contar, hasta me he bañado. Helado de frío, pero me he bañado.
Y resulta que he redescubierto que el agua fría ahuyenta la energía negativa, espanta la inquietud. Rejuvenece cuerpo y alma, por dentro y por fuera, pone la carne de gallina y te hace inmune, a lo "anuncio de actimel". Contrae y relaja los músculos y la conciencia, luego te secas sin toalla y terminas de purgar. Es lo que tiene tiritar, o te mata o te fortalece.
El personal en general está cansado, abatido y menos alegre. Yo no. Sol y agua fría es una buena receta.
España va mal, sí, pero tiene unas playas preciosas.
lunes, 16 de marzo de 2009
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