Escribir exige dominar la palabra y esa veda está reservada a unos pocos eruditos. La palabra es conocimiento, sentido común, reflexión y talento poético,y si no, lean el famoso poema de Blas de Otero, "me queda la palabra".
He oido decir a Ingrid Betancourt que "frente a la violencia; palabra", esa es la exigencia que hace de la palabra un concepto tan inabarcable para mi. Por ahondar en el tema, me viene a la cabeza el "refamoso" pomea de Gabriel Celaya titulado "la poesía es un arma cargada de futuro", del que extraigo:
Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.
Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.
De nuevo la palabra a estricto examen, tanto hacia los demás como hacia uno mismo. Es la base de la comunicación y por lo tanto de la convivencia humana. Es tan poderosa que ha marcado y marca el destino de la humanidad.
Y yo aquí, desde este blog, maltratándola, jaja.
1 comentario:
Estoy con la poesia de Celaya, "la palabra es un arma cargada de futuro"; pero. . ., para que sea arma de verdad, se ha de saber usar, y esto se reune en un solo mandamiento, escuhas y demanda ser escuchado si no te lo hacen. Podriamos seguir hablando y adentrandonos en las canciones de Paco Ibañez, Pi de la Serna, Raimon. . , y otros tantos, verdad?
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