Ayer Martina cumplió su segundo año a ritmo de emociones expresadas por "esos locos adultos" que "esos listos bajitos" no se si acaban de digerir bien.
Espiral de cantos, globos, palmas, regalos, llamadas, besos... pobre mía.
También cumplimos el segundo aniversario de padres, con un "balance de daños"... ¡emocionante!.
Suspiro.
Dos años de torbellino sin red donde caer, sin tiempo para pensar y sin un segundo para tener miedo.
Uno, como padre, se siente con muchas obligaciones, y disfrutar de todo esto es la más imporante de ellas.
Martina, hija; ¡¡que cumplas muuuuuuchos mááááááááásssss!!
Muak
miércoles, 29 de junio de 2011
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